Take me in and dry the rain

Estoy sentado en el suelo del Regency apoyado en el escenario, en la primera fila, donde falta como una hora para que la Beta Band empiece a tocar los tres EPs.

Quedan entradas porque veinte años después de separarse, no llenan con una gira de reunión como no llenaban nunca nada. Apenas con el hype tras la escena de Alta Fidelidad en la que John Cusack pincha Dry the Rain.

Somos unas 20 por ahora en la sala. Todas hemos repasado el escenario minuciosamente. Somos la tribu de los plastas que pueden dejarte KO contándote por qué esa Oberheim DMX no hay quien la emule. Los audiosplainers.

He hecho una amiga pidiendo una coca cola y una copa de vino para hacer un kalimotxo porque ha pensado que me había vuelto loco. Al parecer, a mi abuela, en Coruña, le han diagnosticado los primeros signos de demencia.

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Queda ya solo media hora y cuento no menos de 20 personas que, como yo, no tienen con quien venir a ver a un grupo que tiene, siendo poco generoso, tres discos perfectos.

Ayer vi a Rilo Kiley y no hace ni una semana del 69 Love Songs en Madrid. No me lo hubiese creído hace 20 años. He visto una fiesta en la calle y me han dicho que se va a alargar hasta las 3, la hora a la que debería irme al aeropuerto. “The coldest winter I ever spent was a summer in San Francisco.”

Van a salir ya. La Beta Band. Madre mía.